Otro tiro para el lado de la Justicia


Decir que se hizo justicia, redunda. Hoy, una vida después de los crímenes cometidos en la ESMA se juzgó a sus responsables. Mientras veía por la televisión el fallo, pensaba que le estará pasando por la cabeza a los genocidas del banquillo. No creo que estén arrepentidos, arrepentirse es humano y en ese sentido pleno, ese que vive en la emociones, en la solidaridad, en el honor, estos hombres no lo eran ni lo son. Ni siquiera se enojaron, no mostraron la humanidad de quien se siente víctima de una injusticia. No protestaron ni protestan sino a través de sus abogados, otros que hablan por ellos lo que no se animan a decir. Esos asesino viles, cobardes ahora tienen su JUICIO Y CASTIGO, ese que pidieron tanto tiempo, contra todo, las queridas viejas con pañuelo blanco. ¿Qué estarán pensando ellas? Es difícil meterse en la piel de alguien con un hijo arrebatado y sin derecho a sepultura, a quienes sistemáticamente le cerraron la puerta en la cara, que tuvieron que soportar la democracia sumisa del indulto, el ninguneo de parte de la sociedad y la indiferencia de tantos. Tal vez, en el alma de la Madres, hoy haya una reconciliación con sus pérdidas, una tregua con el pasado.
Este juicio, bien denominado histórico, se une a la plaza histórica del 23 y a tantos otros hechos que hacen que la Historia se escriba con mayúscula. Estamos viviendo una época de las que quedan impresas en los libros, muy distinta al derrotero del tiempo que nos tocó vivir en los 90. Hay una sensación de realidad que paradójicamente sigue pareciendo un sueño. Estas cosas que nos pasan, que nos atraviesan, son las mismas que no pensábamos que íbamos a vivir. ¡Qué lejana que parece esa tarde que Néstor dio la orden de bajar los cuadros! Aquel gesto que yo me permití dudar, aunque parezca que fue ayer, pasó hace mucho tiempo. Hoy se condena a los genocidas de la ESMA, la coherencia de este proyecto, sostenido en el tiempo, es lo que excita y también lo que asusta. Para quienes eran los dueños del país no pasó el chubasco, y lo peor para ellos es que está aclarando el cielo de la sociedad. Existe la posibilidad de que esto no sea un periodo de desgracias para la oligarquía, sino que lo periódico se convierta en continuidad. Ese es nuestro objetivo, el de la sociedad, arrebatarle el país de las manos a sus antiguos dueños y repartirlo entre todos. A los cobardes que lo evitaron en el pasado, hoy les dieron cadena perpetua. Los dinosaurios están desapareciendo, el futuro es de nosotros. Hoy, más que nunca: ¡Salud!

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