Democracia es salud


Cansado de la tibieza ideológica de Clarín & Co., me sumergí en la red a buscar expositores más sinceros. Fue difícil encontrar a los lobos sin el disfraz de cordero, pero revolviendo en el Facebook encontré una página bien explícita: "Un año de militares y se acaba la inseguridad en la Argentina". Ahí no se andan con vueltas, "al carajo con la democracia", opinan. Pero buceando más profundo, encontré otro caso de mucha mayor perversidad en el cual un tipo se presenta como una opción democrática. El sujeto en cuestión es abogado y se llama Calvetti. Este hombre piensa, por ejemplo, que la Educación Sexual en los colegios es difundir la pornografía. En relación a la homosexualidad, opina que "la educación sexual no pasa por ver normal algo que no es". El principio básico de todas las formas del racismo, se compone de esta misma célula. Racismo es matarse entre hermanos, como nos enseñó la Religión a la cual Calvetti recurre en ese mismo párrafo, como el alma supervisora de la Educación Sexual en la familia. En esta misma sintonía de pareceres absolutos sin argumentaciones que los justifiquen, el abogado piensa que si se despenaliza al que consume, se despenaliza al que vende. Este hombre parece no haber comprendido que estamos hablando de una planta, que ninguno de los participantes de la democracia queremos vínculos con el narcotráfico (excluyendo, por supuesto, a quienes se benefician de él) y que la propuesta se llama autocultivo. Otra línea de pensamiento, paradojal para la cosmogonía del abogado, sería la despenalización del consumo y la comercialización del producto. En mayúsculas, Calvetti resalta NO A LA DROGA; frente a un paquete de Marlboro Porro, tan legal como la etiqueta de Johnnie Walker, se enfrentaría a un conflicto de lealtad. Otra de las abstracciones preferidas del señor Calvetti para sustentar su discurso es la Patria. Pongámoslo en claro de una buena vez, a los conservadores en Latinoamérica se los conoce como cipayos. En países como el nuestro, la derecha se plegó a los intereses extranjeros desde antes del grito de libertad. Este buen hombre, Calvetti, entre el vendaval de denuncias contra Hebe y las Abuelas y todo aquello que se ponga un pañuelo blanco, reflexiona que los pobres genocidas sin condena, justicia ni ley, se mueren enfermos o deprimidos. La Comunidad Democrática no puede reírse y pensar que esto se trata de una pieza de Museo. ¿Qué diferencia haría para Magnetto: Macri, Duhalde o Calvetti? Los votos, boleta más boleta menos, no dependen de la calidad de los candidatos como vimos con Del Sel, sino de la opinión que fuerce el diario. Para las corporaciones no haría diferencia Macri o Calvetti, porque de cualquier manera la levantarían con pala, pero para la sociedad un personaje de este tipo puede ser catastrófico. La democracia no es un ejercicio virtuoso en todas sus aristas, pero desde la igualdad en el valor del voto es un modelo pacificador. La distancia que separa un discurso como el de Calvetti a la recepción de los oídos adictos, es de apenas una tapa de Clarín. Cuídemos a la democracia, no la dejemos sola ni permitamos que se la descalifique porque algunos se estén llevando un poquito menos de lo que se llevaban antes.

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