El Sistema Magnetto


Será por la educación que recibimos, por la distinta vibración de nuestras cuerdas subatómicas o por una mezcla de ambas teorías que los seres humanos se pueden dividir en los grandes grupos que la semiología política dio a llamar la izquierda y la derecha. Por qué a alguien se le pone la piel de gallina cuando escucha hablar a Hitler y a otro le ocurre la misma reacción química cuando escucha hablar al Che, es algo que la ciencia no pudo explicar hasta el momento. Sin embargo, es un hecho empírico que la izquierda y la derecha existen. En la Argentina de hoy, a pocos meses de una elección trascendental para la historia de nuestra democracia, encontramos un frente de izquierda bastante bien concebido pero con el desgaste de ocho años de gobierno, enfrentado a una derecha que en el caótico vaivén del proceso eleccionario va configurando su status cósmico. La derecha - viejos zorros -, no deja nada librado al azar. Qué las encuestas publicadas por la prensa sean un dibujo, no significa que no existan las "verdaderas". La estadística es una disciplina avanzada en la ciencia humana, haciendo bien el trabajo se obtienen resultados certeros y la derecha los obtuvo a principios de año: En la intención de voto estaban lejos de Cristina.
La operación empezó soltando a Shoklender, una excusa para matar a la vaca sagrada de los DD HH y liberar el grito. Después, Mauricio Macri. Se decidió bajarlo de las presidenciales y que corra la fecha de las elecciones a Jefe de Gobierno para que sea el distrito de la Capital el primero de los populosos en medirse. La Capital, por la naturaleza neurótica de las grandes ciudades, es el electorado más sensible a la influencia de la tele. Los ciudadanos metropolitanos, en su mayoría, creen más en lo que les cuenta otro que lo que ven con sus propios ojos. Es una deformación de la especie que sucede en las ciudades, y que convierte a sus pobladores en presa fácil para la carnada de los medios. El triunfo amplio del candidato de la derecha provocó el milagro. Alrededor de la figura de Macri se empezaron a aglutinar los planetoides dispersos del universo de la derecha. Del caos, empezaba a generarse el cosmos. Después vino el "Experimento Santa Fe", un laboratorio para medir el índice de "votocastiguidad" presente en el electorado. El ejercicio fue el siguiente: Presentar al candidato más inverosímil, para observar en condiciones de vacío cuánto mide la campaña publicitaria. Los números resultaron mucho mejores de lo que esperaban, tanto que casi les arruina el ejercicio – y tal vez el plan completo – al poner un humorista al frente de un gobierno. Pero superado ese tembladeral, la posición que le quedaba a Macri para el ballotage era inmejorable. Se dieron los números que todos esperaban y aquí estamos, a dos semanas de las internas abiertas.
Llegó el momento del "Colorado". De Narváez parece ser el próximo movimiento en el tablero de la derecha. Buenos Aires, provincia, es el primer distrito de la República, el termómetro histórico de cualquier elección presidencial. La derecha cuenta, en la zona rural, con la cúpula de los estancieros y en la parte urbana con el aparato de Duhalde. Enfrente, Scioli, el funcionario menos carismático del FPV. Entiendo que Sabbatella, alguien que puede defender las bases del proyecto, sería un mejor candidato que el actual gobernador de la Provincia. Pero de cualquier manera, lo que en apariencia ocurriría en las presidenciales, con dos candidatos de un lado y uno solo del otro, es el cuadro que se presenta para la provincia en estas internas abiertas: De Narváez – Sciloi/Sabbatella; tanto como Cristina – Alfonsín/Duhalde. ¿Cómo sigue esto? Sin pecar de futurólogo, no me imagino a Macri durante estas dos semanas confesando su apoyo a Eduardo Duhalde como sí me imagino a De Narvaez alejándose de Alfonsín si le llegase a ir mejor que a él en las primarias. El mapa astronómico de la derecha se organiza en el eje Duhalde-De Narváez-Macri, elementos naturales de la derecha, desplazando a los asteroides "socialistas" de Binner y Alfonsín.

Creo que llegó el momento de enterarte, Argentina, que esta gente puede decidir qué hacer con vos. Esta gente que entiende la política como un juego, que no muestra, ni habla, ni pretende una gestión, está en carrera de quedarse con el patrimonio de todos. Llegó el momento de pensar…

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