Stormbringer, Deep Purple (1974)


Cuando Gillan y Glover fueron reemplazados nació una buena banda, no mejor que la anterior, pero interesante y distinta. Deep Purple, desde su primitivo inicio, enfrenta un conflicto: Blackmore es lo suficientemente egoísta como para no permitir otro guitarrista en la banda y Lord demasiado orgulloso como para aceptar ser soporte de un guitarrista. Para solucionar ese conflicto entre melodía y armonía del cual Glover no se hizo cargo, tuvieron que componer cada uno sus partes y ejecutarlas sobre acuerdos imprecisos. Justamente ese caos en el que cada uno tocaba lo que le quería en el momento que le parecía, hizo de esta banda una de las más grandes de todos los tiempo. La imposibilidad anatómica de un guitarrista para tocar el solo y el acompañamiento a la vez, provocó que en vivo, Lord y a Blackmore se respetaran los tempos. Basta con escuchar Made in Japan, a mi gusto el mejor disco de la banda, para detectar esa alternancia improvisada entre los músicos y sus egos. Tras el reemplazo del cantante y del bajista, Blackmore y Lord volcaron en las cintas la experiencia de los escenarios, y siempre junto a Ian Paice, baterista esquizofrénico capaz de interpretarlos a ambos, en esa tercera etapa de la banda que ya había quemado a Rod Evans en la voz y a Nick Simper en el bajo, los discos se depuraron y los recitales no perdieron intensidad. Sólo faltaron Glover y Gillan.
Stormbringer es un disco que destaca las contradicciones de Deep Purple. En un mismo álbum se puede escuchar desde el coro evangélico de "Hold on", hasta la guitarra rutera de "Lady Double Dealer"; desde el Motown de "You can't do it right", hasta la balada trágica de "Soldier of Fortune". La canción que da título al disco es un riff que invita a recorrer cavernas, el embrión de lo que más tarde sería Rainbow, especialmente la etapa con Dio. Blackmore se sacó el gusto con este disco. Utilizó dos y hasta tres pistas para grabar cada canción, apoyado en la relajada aceptación de Jon Lord que tocó lo justo y preciso. El amplio abanico de octavas que se llevaba Gillan lo compensaron con Glenn Hughes, bajista-cantante que auxiliaba a Coverdale (al que prefiero narigón y con granos) en las notas más agudas y la química Blackmore-Lord-Paice se presentó en una dosis benigna. Un disco que vale la pena escuchar con los auriculares puestos.

Calificación: G G G C (tres Guillotes y medio)


Stormbringer, Stormbringer.

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