La bisexualidad estructural en las clases del Profesor José María Vergatiesa


¿Qué es un puto reprimido? A ver, ¿qué me contestan? Porque si es verdad que en el inconciente la sexualidad no tiene género, todos los heterosexuales reprimen su homosexualidad y viceversa. A menos que quieran creer en el macho perfecto o en el puto puro. Si señalamos la existencia del puto reprimido también deberíamos admitir el chongo reprimido, una aberración. Pero no quiero ser arbitrario ni desviarme del tema. No, no. En la lava del inconciente la sexualidad es una potencia. Concepto cartesiano, perfecto, un moño al paradigma del pensamiento europeo. En un principio solo hay pulsión indiferenciada que se moldea en el contacto con el medio. Nace un hombre en Burzaco, lo llaman Roque, lo hacen socio del club, le ponen la camiseta de fútbol, las medias; se descubre el pito, el padrino le dice que es para las minas, la abuela va a la iglesia, el padre ordena que cualquier cosa menos puto. No hay una predeterminación genética, pero Roque tiene pocas posibilidades de que una vez solidificada su lava determine un ser homosexual. Pocas, dije, no ninguna. Conocer a fondo los engranajes de la determinación sexual es una ecuación con muchas X para las ciencias psicológicas, sabemos poco, pero uno puede inclinarse por pensar que existe una predisposición ambiental hacia uno u otro subgénero. “Papá milico + Mamá hippie = Hijos putos”. Desde ya que no siempre, es simplemente una estadística para apoyar mi conjetura, porque el meollo está en el lenguaje y es a esto a lo que quería llegar, recapitulemos, la sexualidad es una masa indiferenciada, toma posición en el contacto con el mundo y la inclinación sexual se determina por predominancia. ¿Entonces por qué existen popularmente los “putos reprimidos”? ¿No sería una redundancia? No, no es una redundancia, es un fenómeno nuclear de lenguaje.
Les voy a contar un cuento:

“Estamos en la polis griega. El Partenón, las calles de piedra, los anfiteatros y dos señoras que baldean la vereda. Hablan de la decadencia, de la usura, de lo mal que se visten las espartanas, y por la calle pasa Sócrates, borracho como una cuva. Ellas se callan, dejan de barrer, hacen que lo ignoran. Sócrates sigue caminando pero antes de llegar a la esquina se levanta la túnica y les muestra el culo.
- ¡A ver cuándo se dejan de…. “filosofar” ustedes, y se ponen a laburar! – grita una, sacudiendo las pajas de la escoba.
El hombre filosofa desde que el mundo es mundo, pero solo a partir de ese momento lo hace con nombre propio. ¿Cuál es el efecto? Muchos años después, otras dos mujeres barren la misma vereda y esta vez es Aristóteles quién les muestra el culo.
- ¡Qué se le va a hacer, son filósofos! – le dice una a la otra y se ríen.
La Comunidad de la Polis no pudo contener tanto pensamiento revolucionario, entonces lo dejó pasar pero con su sello: FILOSOFíA.”

Así actúa la represión, en consiguiente si alguna vez conocieron alguien que haya merecido la expresión “¡Je, si este no se come la galletita es porque no alcanza la lata!” si no es gay en acto, lo es en potencia. Todos los heterosexuales reprimen su parte homosexual, pero algunos pareciera que peor que otros, o mejor, depende el punto de vista. ¿Los motivos? ¿Madre sobreprotectora + padre ausente? No, también podría ser esquizofrénico como Schreber, pero no importa. No sé cómo es la combinación, pero lo seguro es que hay heterosexuales que no convencen a nadie: PUTO REPRIMIDO.
“¿Pero entonces cómo es? ¡Vamos profe, no sea malo! Nos portamos bien todo el año, dele, cuéntenos. ¿Qué quiere que hagamos para que nos cuente? Mire que somos capaces de cualquier cosa, eh. ¿Quiere probarnos? Pídanos lo que quiera”. ¿Son hombres o mujeres? A vos te pregunto, al que está del otro lado de la pantalla, ¿preferirías que sean hombres o mujeres? La diferencia es anatómica, pero también es semántica  y en el caso del par homosexualidad/heterosexualidad es semántica pura, por eso hay un puto reprimido, porque el significante genera significado y cuando este cacerolea la puerta del Banco de la Conciencia no queda más que inventar el Patacón, el Puto Reprimido en nuestro ejemplo. Pero bueno, basta por hoy. Necesito masturbarme y no les voy a contar cómo ni con qué. “Dele, profe…” ¡A dormir, carajo! El profe quiere estar solo.

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