"La Inmensa Ubre: Monólogo interior con los dientes apretados".


¿Qué es ser oscuro? ¡La mierda es oscura! ¡Puta, puta, puta, puta! Sabés bien lo que sos, una puta. ¿Pero quién te creías que eras? ¿Sabés cuántas me garché como vos? Las pibas no entienden nada, no hay caso. Uno les dice, “mirá que esto es nada más que sexo”, y las pelotudas se enamoran. Pero a mí no me agarran más, eh. La última, hija de puta, me cagó con un peruano. La encontré a la conchuda chupándole la pija en mi cama. Un peruano…la concha de su madre. ¿Y vos rubia, te acordás, no, el versito ese de que tu novio no te daba la que yo te doy, que conmigo te divertías y que la mar en coche? Te fuiste con él, hija de puta. Me exprimiste como una naranja y terminaste arreglándote con él. Igual, a mí qué carajo me importa. El otro día me cogí una pendeja que era una modelito. ¡No sabés lo puta que era! Un culito que le podías apoyar un vaso. ¿Sabés cuántas hay como vos, con esa carita de buena, de alma comprensiva? Te creías que eras mi mamá ¿Cómo pudiste ser tan mierda, dejarme así? Igual no estoy resentido, no. Me duele nada más que lo hayas hecho así, hacerme quedar como un pelotudo... justo a mí. Que no me entere que estás cogiendo con otro porque los mato a los dos. ¡Te lo juro! A él le corto las pelotas y a vos te encajo dos tiros. A mí se me respeta, puta. Igual, que se yo, en el fondo te sigo queriendo. Pasa que sos muy difícil, a veces te ponés tan terca que me dan ganas de encajarte una trompada. Si hubiéramos tenido el pibe la cosa hubiera sido distinta, pero vos y el hijo de mil puta ese de tu papá que me mandó a los pibes para que me apretaran. ¡Mataste a mi hijo, loca! Después claro, es fácil ponerte la pollerita y andar mostrando el culo por el barrio, total, ni una estría. ¡Qué bronca que me da todo! El pelotudo del portero que limpia la vereda como si la estuviese regando. ¡No hijo de mil puta, el agua no es infinita! ¡Mové ese culo gordo y barré las colillas en vez de empujarlas con el chorro! Pero qué se yo, para qué me voy a calentar. Un hijo de puta apaga un cigarrillo en la vereda y otro hijo de puta lo barre con la manguera. No hay nada que hacer. Si el bondi tiene que doblar te encierra, si fulana saca a pasear al perro no levanta la mierda, si el pibe duerme en la calle lo esquivan. ¡Qué me voy a andar calentando yo por el agua corriente! Y todo es así acá, ¿sabés? Y dale que va, dale que va, hasta que un día decimos “¡Ma, sí, yo me voy a vivir al Bolsón!” como si no fuera el mismo mundo que arruina el portero.“¡Pero acá se respira un aire distinto!” y te hacés una cabaña con paneles solares y te vestís de leñador. Un día se te acaba la merca y te das cuenta de todo. Te estás cagando de frío con la nieve hasta las rodillas y si tenés huevos te pegás un tiro, sino te la fumás hasta que te morís solo. El hombre nace, se reproduce y muere, vos te salteaste un paso, ¿pero qué importa? ¿Traer más gente a este mundo de mierda? ¿Para qué? ¡Decime la verdad, hija de puta, que no querías tener un hijo mío! Yo soy parte de este mundo de mierda, pero vos también. No mirés de costado, que “pobres los tareferos del norte”, que “pobres los refugiados de Haití”. ¡La injusticia pasa todos lo días por la puerta de tu casa! Pero total después rezás y se te pasa, ¿no? Y si no rezás te fumás uno, te clavás una paja ¿a vos qué te importa? Llamás por teléfono y te cae una guatemalteca que te quiere enamorar para hacerse lo papeles, y te la chupa, ¡Dios si te la chupa! pero vos ya estás muerto, aunque claro, como todavía se te para creés que seguís viviendo, y te metés una pasti, que se te rompa la chota de tanto coger, y la mierda sigue, te pasa por al lado mientras la guatemalteca hace que tiene un orgasmo, le tiemblan las piernas, grita, pero lo único que le importa es que acabes rápido para sacarse de adentro ese pedazo de carne asquerosa, esos huevos colgantes que le golpean el culo, ese olor a placar. Y vos se la metés y se la metés como si estuviera viva, pero no te das cuenta. La vida es la concha que sigue mojada, la boca que jadea, después se va de tu casa y qué carajo te importa. Podría estar viva o muerta que te da lo mismo, ¿mejor viva así te la puede chupar, no? Pero tenés el teléfono, llamás y te mandan otra y si no te gusta otra y otra, la pedís negra con dos pezones de crayón para que te haga cosquillas en el culo. “Se murió la guatemalteca, qué cagada” ¡No se murió hijo de puta, la mataron! Pero prendés la tele y hay fútbol. ¡Referí, la concha de tu madre! Y “vamos a matar a esos putos de Boedo” como si fueran una mierda distinta de la tuya. ¡Qué país! ¿Pero qué se le va a hacer, no? Mañana hay que volver a levantarse temprano.    

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Buscar este blog